ADVERTENCIA: Este es un artículo personal que puede llegar a ofender a los lectores. Nada más lejos es lo que pretendo, sólo hacer llegar mi reflexión personal sobre algunas cosas. Dicho esto, aunque pueda parecerlo, no pretendo ningún ataque. Dentro de no mucho tiempo, continuaré con todo lo que está por venir que ya os adelanto que no es poco (Estudio sobre Burkina Faso, Moldavia, estudio climático de San Cristóbal de La Laguna, trabajos sobre el problema agrario en Nepal, el final del cuaderno de Bitácora, etc, etc, etc…)
Nihillista
No es un rato solaz precisamente el que tengo ahora pero después de algunas conversaciones aunque el tiempo apremia no puedo quedar inerte ante las cosas que estoy presenciando en estos tiempos. ¿Por dónde comenzar? Acertaría del todo si dijera que mis ideales languidecen en la sinergia vital que me rodea y que afecta a todo cuanto veo. Igual me falta algo de empirismo para contrastar todas estas palabras pero no me faltan argumentos y alguna experiencia vivida, por tanto una percepción aceptada de lo que intento explicar en este comienzo tan litúrgico. Pero son varios temas los que voy a tratar y no es fácil comenzar. Intento desentrañar esta semiótica que fluye en el ambiente sin que muchos se den cuenta o con algunos que quieren interpretarlo de una manera lo más subjetiva posible. Pues como ellos, tomo la palabra, voy a la palestra y hablaré con un sencillo axioma, como no soy objeto inerte, no puedo ser objetivo, al ser un sujeto no me queda de otra que ser subjetivo en mis percepciones y precisiones.
En este ambiente último un tanto entrópico fruto de los exámenes y otras revueltas que sacuden el ambiente exógeno universitario he de comenzar precisamente por lo local que es este blog. Hace tiempo escribí un par de artículos incendiarios en los que instaba a los míos a no dejar morir la Geografía y enaltecer esta ciencia social que para mi es el eclecticismo científico mal que le pese a algunos. Hoy tengo que hacer una precisión importante. Si mi ciencia, la que amo cada día está muriendo hoy día no es sólo culpa de una displicencia harta de los que están detrás de los libros y toman apuntes. No es menos cierto que los que ocupan el cargo de hacer que el del pupitre se apasione y aprenda de una forma más liberal que en la Secundaria, es tan culpable como los alumnos. Mata a la Geografía el que la hiperespecializa, el que considera la crítica destructiva como un arma arrojadiza contra la ciencia. Muchas veces he escuchado el agotamiento psicológico de muchos que han considerado esta carrera una auténtica maldición por lo que ocurre en las aulas, por los discursos de los que han de ser nuestros mentores. Y este año he escuchado muchos palos y pocos halagos. Con la excusa de entrar en el sistema laboral han sacado a flote el sistema neoliberal capitalista e incluso se ha adoptado ciertos sistemas dictatoriales soslayados con una demencia y senectud alarmante que, lejos de beneficiar vuelve loco a los ya de por si “degenerados sociales” como nos llamó uno de nuestros mentores. Ya usted ve, ahí sí estoy de acuerdo, somos unos degenerados sociales porque como expertos en las ciencias sociales y naturales podemos ver las cosas de una forma que otros no lo ven. Y sorprendería la sapiencia que un buen geógrafo pudiera tener a poco que se apasione y no se estanque en la desidia y los añejos y desfasados sistemas de educación casi privatizados por el rostro de quien ha de reflejar sólo sabiduría, y no sólo una cara, un nombre o apellido.
Eso me harta, me agota, me hunde. Me parece material trivial para algo tan importante. Porque en vez de lograr un sentimiento paroxial que al menos en mí nace de manera innata, lo que logran es tener la percepción de que la carrera de Geografía es algo tan ineluctable, que se dejan ir. Y no me extraña. Yo también me he sentido así, pero luego miro hacia adentro y pienso en lo que es la Geografía para mí, pienso en lo que es esta ciencia para mí, en lo que hago en casa, en lo mucho de lo que presumo de lo que hago. Recuerdo entonces por qué estoy aquí: Porque me gusta. Es entonces cuando toda la gnoseología de mi yo, adquiere la relevancia que nadie, absolutamente nadie le da. Hay que hacer un esfuerzo atroz para sacar algún beneficio. Quien infiera que la Geografía es una carrera fácil es porque no ha vivido lo que yo he visto, lo que he vivido y lo que he hecho estos años. No es extraño escuchar ahora mismo que las promociones más noveles se les tache de ser “malos estudiantes”, de “vagos”, “pueriles” y un largo etcétera del que podrán intuir que, los que estamos más allá de esos principios y que seamos perros viejos sepamos que sin el esfuerzo necesario todo se degrada. Se degrada el sistema en su globalidad, tanto el que está detrás como el que está delante de todos en el aula. La culpa es de todos, pero sobre todo de los mentores que han fracasado del todo en el intento de motivar y buscar una excusa plausibles para ser no un estudiante de Geografía, sino un UNIVERSITARIO que estudia Geografía.
Cualquiera puede estudiar Geografía. Pau Vila fue un autodidacta que no pasó por las aulas y se dedicó a concentrar información de la Geografía y acabó siendo profesor honoris causa por todos los conocimientos adquiridos. Cualquier puede intentar ser geógrafo de vocación, como yo. Pero ser un universitario es diferente. Es, por ejemplo, que ante una asignatura de índole social, se aprovechen los movimientos sociales reivindicativos actuales para hacer un estudio o una clase de primera mano en ese mismo ámbito. Pero un universitario es aquel que disfruta llevando su carrera más allá en la medida del tiempo que disponga y que quiera dedicarle porque le gusta. Y no me refiero a un minuto, un par de horas al año, me refiero a hacer cosas precisamente y nunca mejor dicho, por amor al arte. Sí, al arte, porque como decía Banes y recordó Gavira, ¿Por qué la Geografía ha de estar reñida con el arte? Y esta carrera es un boceto que te puede quedar como lo peor que has hecho para encerrarlo en un rincón, o puede ser una obra de arte que enmarcar en el decorado total de tu vida.
Pero el sistema neoliberal, el fordismo se ha adueñado de todos en este mini mundo. Sistema neoliberal, un sistema del que hoy día se habla más que nunca. Hoy estamos en un palimpsesto, pues hay huellas de un pasado que se distinguen en las leyes y las normas, pero hay algo de actual que se yuxtapone. Me preocupa la manipulación mediática, social, el de las mayorías y el de las minorías. Hay una persona que ha tenido gran trascendencia este año para mí. Me explicó algunas cuestiones sobre lo que ha ocurrido estos días y le dije literalmente que he de reflexionar mucho acerca de lo que ocurre. Siendo abstruso diría que me declaro misántropo debido al hastío de una sociedad que se vale de su egotismo para llevar por el camino a los ciegos y a los que reman a favor del sistema. Pero es tan complicado encontrar la simpatía de los abiertos, de los tolerantes con una bandera, de una ideología. Es tan complejo encontrar a alguien aunque sea un 20% omnisciente, que me dan ganas de exiliarme a otro lugar lejos, muy lejos de leyes injustas, precarias y que denostan el pasado como si fuera la ley del olvido. En un principio y hasta el día de hoy el 15-M me ha parecido un movimiento social con unas tesis en sus bases revolucionarias que estarían geniales si bien luego ha degenerado mucho en represiones hacia todo lo que no fuera lo suyo sin abrir la mano a nada y no ser multidisciplinar.
Con este me refiero a que generalizar es bueno, pero que hablen 500 personas no es que hable el pueblo. Hay algo más profundo que hace que se movilice a toda una población. Igual es esta una tergiversación, pero creo que habría que haber habido unas consignas básicas generales, y otras más específicas. ¿O acaso los problemas en Canarias son los mismos que en Cuenca? Hay un denominador común, sí, pero no hay olvidar nunca que Canarias es una colonia, con mentalidad colonial, con una trayectoria historicista precaria de sus jóvenes y de sus no tan jóvenes. Sí, sé que me podrán decir fatuo, pero tras hablar con varias personas y ver lo sucedido en las elecciones no puedo por más que sentirme engañado por todo y volver a ese mundo idiota que me envuelve e intentar representar la religión de convencerme a mi mismo y luchar con mis armas, no convencer a nadie y prestarme en cuerpo y alma a la apertura de mis ideales que nunca fenecerán.
Estas manifestaciones han tenido sus lados ocultos. Como en casi todo lo que nos rodea, este mundo degenerado y desesperado se muestra opaco, manipulador o manipulado a propia conveniencia en más o menos cuantía, pero es así. Sólo así se explica que no se haya establecido una forma de protesta particular a cada lugar para que, un tinerfeño se sienta identificado con la causa tinerfeña y no con la causa general del 15-M que puede ser puntual. Nada atrae más a los ciudadanos que sus convicciones más fuertes, lo que ve, lo que toca, lo que vive a diario y eso ocurre aquí, puede que en Madrid, pero hay muchas, muchísimas diferencias. Por eso, sin intención de criticar lo sucedido estos días, creo que hace falta una reformulación de las teorías para que la práctica no sea tan yerma como se ha venido a demostrar a propósito de los resultados electorales y sociales.
Me siento depauperado por los acontecimientos. Cada vez creo menos en movimientos sociales que lo que pretenden es sacar su nombre, persiguen en su recorrido, no en su principio, una ilusión que bien puede ser válida, pero que degenera y se corrompe por los parásitos, roedores y demás animales dementes que se inyectan y lo único que hacen es dejar escuálido al ideal, logrando con ello fortalecer un sistema, por lo demás, denostado y que sólo vale a los políticos, a los pudientes, a los de siempre. Como decía una película, “los políticos deberían temer al pueblo y no al revés”. Pero mientras haya miedo, intolerancia, mientras nos cerremos a toda ideología y forma de pensar, mientras toda manifestación sea atacada de forma alevosa, nada cambiará. Puedes ver el vaso medio lleno o puedes ver que existe agua sin un vaso para poder bebértela. Así lo veo yo. Faltan vasos, faltan un millón de vasos en un sistema que abastece y da agua, pero no sabemos si el agua es potable porque no hay vasos. Cierto es que nadie o sólo unos pocos reclaman ese elemento fundamental para intentar cambiar el sistema.
No creo en este sistema. Entre todos me han quitado la ilusión y lo único que me apasiona es mi ciencia que, por otro lado, también está neoliberalizándose, está mutando en un ser horripilante, un monstruo como el de Frankenstein, que pretendía crear un ser mejor para paliar la defunción y lo que logró al final fue un resultado por todos conocidos. Sé que este es un nuevo relapso, pero no creo en el sistema, no creo en la mayoría de las personas ciegas y ocultas, no creo en general que nada cambie porque hay demasiados cobardes y a los valientes se les persigue, se les demoniza y el cuarto poder los destrozan hasta provocar paralelismo con la inquisición exagerando mucho. Probablemente esté errado en muchas de mis palabras, nunca doy nada por sentado e intento no sentenciar, como decía esta tarde, intento seguir aprendiendo de las experiencias, meditando, pensando en formas de no caer en ese fordismo.
Más, dejémonos de vacuidades que pensarán muchos. Fomentemos los granitos de arena para hacer una playa en un futuro. No intentemos mover el mundo entero sin comenzar a cambiar la base. Abarcar mucho es lo que tiene, que puedes acabar pagándolo con una penitencia tan dolorosa y grande que acabes un poco como el que suscribe, con cierto halo de ineluctable situación y con el cliché de misántropo. Pero ya está bien, rompamos esta situación y convirtámosla en una negentropía.