11 de julio de 2012

¡A la marcha!


Mirar hacia otro lado puede que sea lo más cobarde que se pueda hacer. Después de las cosas que están sucediendo en los últimos meses, permanecer impertérrito sea la actitud más cobarde. Hacer algo es básico, es capital. Con hechos, con palabras escritas o habladas, pero es hacer algo. Los mineros, ese sector tan escasamente visto y escuchado en este país, han realizado su revolución. Lastimosa revolución, por otra parte, no porque no lo hayan hecho bien. Todo lo contrario, sus acciones deberían ser un ejemplo para todas las revoluciones desde ya. Salir de casa, de nuestros empleos e ir al epicentro del núcleo central, donde se toman todas las decisiones, o al menos cerca de ese centro. ¿Qué ocurriría si el funcionario, el administrativo, todos los trabajadores, vaya; pero también los desempleados salieran poco a poco, un día cualquiera y comenzara a marchar rumbo a la capital de un reino que ya no nos pertenece a ninguno? ¿Sería posible? Yo lo haría, lo recomendaría. No sólo por las medidas que se han llevado a cabo, sino por todas las que se seguirán tomando para estrangular al ciudadano, para contraer cualquier atisbo de sociedad del bienestar. Creo que sería bueno para nosotros como sociedad, mejor como individuos, estaríamos rompiendo con el molde, estaríamos dando un ejemplo digno a las generaciones futuras. ¿Se imaginan? Vas a comprar un pan y no está cerrado porque el panadero, el que le vende la harina, y en general, todos los que conforman la producción, están codo con codo en una marcha utópica que persigue un fin: un referéndum que acabe con esto, que acabe con la tiranía de la Unión Europa, del capitalismo atroz y voraz, que acabe con el Banco Central Europeo. Yo propongo desde aquí, mi humilde rincón una explosión de júbilo y marchemos todos, puerta a puerta, avión tras avión, enalteciendo un valor perdido o roto como es el altruismo, la humanidad, el dar sin esperar nada a cambo en el sentido más económico de la palabra. ¡Vamos! Salgamos de nuestras casas, los parados, los primeros, los más de cuatro millones ya tienen mucho ganado, pero también el profesor y el alumno, dando ejemplo, también todos aquellos que ofrecen servicios, ofrézcalo durante la marcha. ¿Qué tenemos que perder si ya estamos perdidos? Estamos perdidos cuando buscamos salidas fáciles a problemas imposibles, perdidos cuando miramos al deporte, a la fiesta y casi cualquier entretenimiento para soslayar el paradigma social que azota y atora a este país.

Porque da igual si eres o te sientes catalán, vasco o canario, la lucha es una y por igual, simple por empatía o por concordia. Hay que pedir un cambio como lo ocurrido en Islandia. Un referéndum, firmas, millones de firmas para que se vayan los dos gobiernos, uno en el frente, el otro detrás, pero ambos en el poder, los que se van turnando desde que hay ¿democracia? Pedir el cambio del sistema electoral, pedir el juicio a los bancos y a los especuladores del dinero. Pedir que se cambie el sistema para que sea el ciudadano de verdad el que elija y no un banco. Pedir transparencia y que seamos nosotros los que elijamos. Pedir que los millones y millones de euros que se pierden en los quehaceres de dudosa utilidad de una monarquía desfasada, de la clase poderosa que mira para otro lado, de todos, en definitiva.

Yo no estoy descubriendo nada nuevo, de hecho me imagino que cualquier alma con ganas de hacer algo nuevo habrá pensado esto. Lo único que nos diferencia de otros es la posibilidad y/o capacidad de organización. Creo que hay algo intrínseco, único e inequívoco que nos hace a todos iguales, es un sentimiento común, y yo apelo a ese sentimiento para una posible revolución contra todas las mentiras, todos los atropellos, contra ese sistema que está subyugando a todo el mundo, el que nos está dejando sin sanidad, sin casa, sin trabajo, sin comida, lo que nos está haciendo pobre en un país ¿rico? Seremos ricos cuando nos demos cuenta y marchemos indefinidamente hacia la libertad de una sociedad que está embadurnada con un lodo que nos impide ver lo que está pasando y dar un orden de prioridad…que no es la del pago de una casa que nunca será nuestra, un alimento que cesará, de un trabajo que nos absorbe y nos hace esclavos. Sin violencia, con la voz, con ganas y energía, creo que la marcha de los mineros es lo que todos necesitamos emular. No con un recibimiento en la villa capitalina, sino con una suma que crezca desde tu vecino hasta el pueblo de al lado.

Seamos uno solo, pero seamos. Mientras no nos alcemos, no seremos nadie como individuo, no seremos nada como sociedad.

Recordemos las palabras de Llach:

“si no podemos desprendernos nunca podremos caminar (…) Si yo tiro fuerte por aquí
y tu tiras fuerte por allá, seguro que cae, cae, cae y nos podremos liberar”.

William Hernández Ramos

2 comentarios:

  1. Que pasó Willy soy Carlitos,pues yo pienso desde hace mucho y tiempo y te lo he dicho varias veces,que para mi la huelga,manifestación,acción de presión más efectiva es hacer huelga de consumo.Obviamente no cualquier huelga no se trata de matar de hambre a la gente,lo que me refiero es a dejar de comprar todo aquello que no hace falta y que la gente compra por puro vicio,hedonismo o aburrimiento,que casualmente es ahí en donde se encuentra el mayor negocio.

    Así unos meses,incluso si se quiere,se eligen varios días al mes,para no ponernos extremos.Un consenso social en donde las empresas y los gobiernos tendrían que dar su brazo a torcer si o si,porque ahí es donde más duele.

    Se que suena arriesgado porque peligrarían muchos puestos de trabajo,pero es que a estas alturas no se puede conseguir algo sin arriesgarse,la situación es demasiado extrema.

    Si la gente quiere que deje de haber sensura en internet por ejemplo, lo único que tienen que hacer es dejar de ir al cine o comprar música durante un año,que tampoco se van a morir por eso,son cosas que realmente son efectivas y no conllevan un riesgo para la salud física de las personas como lo es cualquier manifestación hoy en día,en donde expones tu vida a que un funcionario te la quite o te deje inválido para toda la vida.

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    1. Se me olvidó subrayar que con las medidas impuestas al final la gente dejará el consumo de manera obligatoria,por pura carencia de recursos.
      Obviamente decir que no hay que atacar al negocio familiar,es por arriba en donde se cuece todo esto es obvio.

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