17 de enero de 2011

El ecosistema y el hombre

Les subo al blog el artículo que escribí para el examen de Biogeografía de Tercero de Geografía el pasado año 2010. La nota final de este artículo en el examen fue de un 8,5. Aunque las ideas ahora llegado a Cuarto de carrera considero las ideas expuestas en ese examen desfasadas y equivocadas, aplicar los conceptos de la Biogeografía así como leer artículos y bibliografía para explicar mi teoría sobre el ecosistema y el hombre me valió para aprobar solventemente la asignatura. La profesora como algunos saben ofrecía tres posibilidades: Examen normal (preguntas y respuestas), elaboración de un tema del programa que se dio en el cuatrimestre o hacer un artículo sobre algo relacionado con lo comentado o hablado en clase. Fue esta mi última opción y es con lo que les dejo a continuación:

El ecosistema y el hombre

"El ecosistema y el hombre es el tema biogeográfico que he escogido porque me planteó una serie de cuestiones previas que he querido desarrollar y resolver finalmente una pregunta: ¿El hombre forma parte del ecosistema? Esa es la gran duda que he plateado y que al cabo del desarrollo de este tema pretendo resolver.

Antes de nada he de recurrir a la definición de ecosistema, que según el diccionario Rioduero de Ecología es: “concepto ecológico que comprende el biótipo y la comunidad de vida a la que éste pertenece”.  En un ecosistema hay una interacción de una serie de componentes en los que cada uno depende del otro (clima, plantas, suelo, sol, animales...hombre), es decir, es un sistema de relaciones que está en continuo funcionamiento, o lo que es lo mismo, un sistema biológico funcional.

Ahora bien, en un modelo de ecosistema perfecto, las relaciones de tipo natural controlarían que el equilibrio no se rompiera. No obstante, la naturaleza salvaje en si misma hace que ese equilibrio dinámico –por estar siempre en continuo movimiento por las continuas interrelaciones-  puede hacer que se rompa. Al decir verdad, se trata más de una perturbación que de un desequilibrio, pues no rompe con todo el ecosistema, sino que crea una regresión, pasando a un estado más primitivo, ya no es un ecosistema con un equilibrio dinámico, tiene que evolucionar. Los procesos naturales que pueden lugar a ello pueden ser diversos: una erupción volcánica, una riada, una tempestad de viento, pero también lo puede ser una plaga de langostas que devaste un ecosistema. A lo largo de la historia geológica de la Tierra se han producido transformaciones de los ecosistemas sin que el hombre, que no había apareció hasta el Pleistoceno, hubiera interferido en la acción natural de cada ecosistema. Es lo que se conoce como un sistema natural, sin embargo no todo sistema natural es ecosistema, ya que para que exista un ecosistema ha de haber seres vivos interactuando, así que allí donde exista una tierra yerma y donde ningún ser vivo pueda actuar por motivos climáticos, edáficos o atmosféricos, no hay ecosistema. Es decir, en desiertos (Sáhara), en zonas extremadamente áridas (la Antártica) o en las montañas de varios miles de metros (Himalaya) no encontramos ecosistemas como tales porque es difícil la pervivencia de todo animal o planta por si solo, ya sea por el déficit hídrico, carencia de suelos, por el contraste de temperatura o por la falta de oxígeno.

Durante la escritura de este tema me planteé la pregunta que ya me había planteado en clase: ¿Forma parte el hombre del ecosistema? Y yo creía que no, pero al buscar información me decanté por la respuesta afirmativa, y lo que me llevó a ello fue una sencilla célula. Los materiales biológicos que se integran en la naturaleza tienen una serie de niveles de organización, de lo más sencillo a lo más complejo: célula, individuo, población, comunidad.... La célula es la unidad biológica funcional más pequeña y sencilla. El hombre, como individuo, está compuesto por células, ergo, el hombre forma parte del sistema biológico funcional. Ante esta definición, la afirmación es tajante. Pero hete aquí que surge algo relevante, y es si la definición de ecosistema como tal permite introducir o no al hombre dentro del mismo. La naturaleza tiene una componente de libre albedrío, acción que está en sus instintos, o está en la misma naturaleza del planeta en el caso de los fenómenos climáticos. Y comparar al homo sapiens, con sus cientos de miles de años de existencia (desde el Pleistoceno), sabiduría y desarrollo intelectual, con el resto de seres vivos con sus miles y de millones de años, es optar por una alternativa simplista y tal vez poco natural sensu stricto. Por el contrario, la versión antropocéntrica es al mismo tiempo paradójica, pues no sitúa al hombre en el centro de la naturaleza, lo excluye de la misma desde el momento en el que crea sus propios ecosistemas como masa globalizada, como una plaga inteligente que devora mucho más de lo que necesita.

En este punto, quisiera poder hacer una diferenciación de la definición de ecosistema. La estricta y purista, que es la que ya he comentado y la que amplia el radio de definición y añade unos matices importantes. El ecosistema general, que vamos a encerrar en la definición del sistema biológico funcional con todos sus componentes, incluido el hombre, sin precisar nada más. Aquí añadimos el término ecosistema natural, tal vez una redundancia, pero no tanto si aumentamos la escala de análisis y los matices, podríamos decir que se trata de un sistema biológico funcional con escasa relevancia o intervención del hombre, o donde la acción de este no entorpece la dinámica natural de la vegetación lo suficiente como para transformarlo todo. En el última instancia tendríamos el ecosistema artificial, que sería todo lo contrario a lo anterior, es decir, un sistema biológico funcional basado en las relaciones humanas y su gran influencia sobre el medio, es decir, capaz de cambiar el ecosistema de manera perjudicial, creando deforestaciones, explotando excesivamente la tierra de cultivo, desecando zonas encharcadas (Tablas de Daimiel), e incluso provocando incendios forestales y hasta –como se está diciendo en los últimos tiempos- cambiar el clima del planeta. Es por esto por lo que considerando todo lo anterior se podría proponer una redefinición de ecosistema, puesto que el hombre interviene de manera definitiva en el sistema ecológico y, por tanto, su acción desmesurada transforma y convierte un ecosistema en otra cosa alejada del concepto primitivo del mismo.

En el tema de la asignatura de Biogeografía se hablaba de ecosistema como un conjunto de relaciones con otros seres vivos y con su entorno, formado por elementos bióticos y abióticos. En sentido estricto el hombre sí entraría dentro de esa definición, pero sólo en la visión más simplista de ser humano, aquel que durante miles de años interactuó con el medio sin transformarlo, en su visión más determinista, esto es, el hombre como fruto de la naturaleza, siendo gobernado por las mismas leyes naturales. Sin embargo el concepto ha cambiado, puesto que el hombre ha evolucionado y ya no es fruto de la necesidad, actúa en su entorno y en contra de éste de forma deliberada. Hablamos también de las cadenas tróficas y cadenas alimenticias, donde el hombre está copando el más alto escalón, capaz de acabar con especies, de alimentarse por el mero hecho de hacerlo y no por la necesidad, eso le coloca en otra dimensión de la cadena trófica, ya que no forma parte de la misma al no poder ser depredado por otros seres vivos.

Al hilo de esto, hay que recordar que el hombre es capaz de explotar y devastar todos los recursos naturales –petróleo, agua, gas-, acabar con las propiedades químicas del suelo, es capaz de transformar un bosque en prado, y los prados en desiertos, con las consiguientes consecuencias naturales y ecológicas, pero no hay que desdeñar tampoco la contaminación, azote de la naturaleza fruto de la torpeza del ser humano. Si se crean ecosistemas artificiales basados en las desmesuradas necesidades del ser humano, desaparecerán especies, y en un período de tiempo significativo, cambiará la fisonomía de la vegetación, las comunidades vegetales, y en última instancia todo los ecosistemas naturales para dar paso a la preponderancia de los ecosistemas artificiales en función de las necesidades del hombre y de las transformaciones espaciales y naturales que ha hecho sobre el medio.

Esto no es algo baladí, puesto que la mismísima biogeografía se puede ver afectada, ya que su campo de estudio (el corológico y el ecológico) se verían modificados. Se plantean algunas dudas, por ejemplo, ¿Cómo será el estudio del grado de recubrimiento si se deforesta y se convierte un espacio fértil en baldío? ¿Qué tipos de recuentos florísticos se harían si el clima, los animales y la vegetación son modificados y en última instancia extinguidos? ¿Y qué ocurre con la contaminación? Aún así, la Biogeografía, una ciencia interdisciplinar que se enriquece de otras ciencias naturales saldrá adelante, ya que es una rama relativamente reciente, pero... ¿Cómo lo hará ante los nefastos augurios?

Podemos asegurar que sí, el hombre forma parte de un ecosistema, pero la pregunta inicial habría que cambiarla y decir realmente, ¿Qué tipo de ecosistema habrá con las proyecciones que hablan de una mayor vulnerabilidad del medio ambiente? En el desarrollo de este tema he hablado de sistema natural, de sistema biológico funcional, de cadenas tróficas, de ecosistema, equilibrio dinámico, incluso de otros conceptos anexos y más concretos a un tema más general. Pero para finalizar, una última idea: Es posible salvar los ecosistemas naturales, y volver a hablar de la generalidad del mismo, no tanto esperando una menor masificación y/o plaga del hombre, sino con un esfuerzo titánico para entender y comprender los procesos naturales que hagan que no lo transformen ni acaben con él, sin perturbaciones que modifiquen su equilibrio. Y es que antes de los avances tecnológicos e industriales, el hombre, durante gran parte de su existencia no interfirió más que cualquier otro ser vivo en el planeta, en ese entonces, el hombre era parte del medio, de un todo perfecto y hoy día utópico. Pero no es más utópico ese concepto de ecosistema, que el de pretender recuperarlo con los esfuerzos y respetando el equilibrio de todo tipo de ecosistemas naturales". 

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